Pues sí, nunca he sido de hacer balance a final de año. ¿Para qué? Unos años son mejores, otros peores, y otros ni fu ni fa. Si tuviera que ponerle una etiqueta al 2015 sería el último, ni fu ni fa. Pero vamos, que no, que no hay balance ni leches en vinagre.
No me gusta mirar al pasado. El pasado ya no existe, no está aquí, ya no nos sirve de nada. Es tiempo perdido que nunca recuperaremos. Lo mejor es mirar al futuro. Unos lo ven negro, otros blanco, otros dorado. Incluso hay quien lo ve morado con lunares verdes. Allá cada cual como quiera ver su futuro. Pero eso sí, nunca dejéis de verlo. Porque está ahí, delante de nosotros y, a diferencia del pasado, no se va.
Siempre hay un futuro. Un futuro que podemos convertir en bueno o en malo. Un futuro con el que podemos jugar y al que podemos desafiar, plantando nuestros pies en el suelo, hinchando el pecho y gritando: ¡Podrán quitarnos la vida, pero nunca nos quitarán...! Vale, sí, esa frase no es mía, pero sabéis lo que quiero decir ¿no?
Tampoco es necesario decir qué vamos a hacer. Yo antes lo hacía. Era llegar el 1 de enero y empezaba a comentar todas las novelas que iba a escribir ese año. Pero ¿sabéis qué pasa? Que el futuro, además de no irse, es incierto. Lo que hoy ves como algo seguro, mañana ya no lo será tanto. Plantearse una serie de propósitos es un error. Son como esposas que te colocas en los pies y que no te permiten andar. Y si luego no consigues esos propósitos sientes que has fallado.
No, lo mejor es dejarse llevar. Abrir la brújula, decidir tu destino y disfrutar del viaje. A veces el viaje es fácil y lleno de alegrías. Otras es un viaje duro, repleto de sufrimiento y dolor. Y lo más normal es que sea una mezcla de las dos cosas ¿Pero sabéis qué? Eso es vivir. Llorar, reír, sufrir, caerte, levantarte, equivocarte y aprender de tus equivocaciones.
Eso es lo que nos espera a todos este año. Y por eso no os voy a felicitar el año nuevo. Por eso no os voy a poner aquí el clásico "Feliz 2016".
Lo que os voy a desear es un enorme
¡¡FELIZ VIDA!!
Porque a pesar de todas las penurias, estamos vivos. Y aun podemos plantarle cara al futuro.
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